Carlos Vallejo Moncayo (born in 1973) is a writer from Quito, Ecuador. His poetry book La orilla transparente (2007) earned the prestigious Aurelio Espinosa Pólit National Prize for Literature. In 2009 he was awarded the César Dávila Andrade National Literature Prize.
Interview with Carlos Vallejo Part 1
Interview with Carlos Vallejo Part 2
Poetry sample
ELOGIO A LA SOMBRA
En qué lugar de la tierra,
junto a mí, a un lado del camino;
dónde, sombra, tu destino se deshace.
Qué dolor pende por tus vértices,
qué cántaro sin materia,
qué secreto invencible que ni el viento toca.
Acostumbrado a tu regazo
he caído en mí sin vestigios de tu favor,
de tus maderos; incólume madre,
¿es otro cuerpo el que te abraza?
Qué pregonas, rastrera sombra, confusa vibración del día,
qué sentencia cumples, de qué reloj;
dónde la orilla de tu espacio,
qué líquido bajo tus naves,
¡qué mar de impura soledad!
Ciega espectadora, y náufraga,
cada ocaso te despides,
y el viejo animal de la muerte te envidia,
pues tu oscuridad no es sustancia,
no es hija, no cabe en el vacío,
mas se extiende por sobre los planetas,
y es ancha, y es pesada:
es una sustancia más grande que la luz.
Y, prisioneros de honduras,
y humanos, quisimos hacer ciencia de ti,
mas tus frutos se balancean, cruzan
como una falsa amante
por las ecuaciones del mediodía,
y tu bitácora ríe
bajo nuestra eclipsada pupila.
¿O serás una pregunta enloquecida de la muerte,
la altanera esfinge
que nos hunde en nuestro centro?
Del veneno placentero del sueño
está hecho el río en que te escondes,
de una sangre más humilde que el vacío,
de la estrella que no brota en constelación alguna;
y sin embargo,
tan vívida como un guardián entre las cosas:
oculta tras los vértices de la lluvia,
fundada en la piel de tardes extensas,
o civilizada bajo un sombrero,
¿de qué mundo has de ser ajena?
Corazón de un blanco acertijo,
tu escenario brota extendido
tras la diminuta mano que aprende su vals,
eres más que el velo mismo
que esconde a la novia detrás de su azahar;
y, a los costados del fuego,
donde los santuarios tiemblan,
los amantes reclaman una parcela tuya:
esa penumbra en el lugar del lecho
donde, temblorosos, se reencuentran los besos.
¿Es tu perfume la noche en mi sangre?
¿es esta voz tu frenético giro?
¿cuántos maderos edificarán tu puerta?
¿hacia dónde escapar de tu delirio?
Ensanchada a la vera de tu propio misterio,
y hecha a la estatura del árbol varado
en medio de los desiertos,
¿qué flecha insondable vencerá tu centro?
Todo es ver,
impaciente libertad del ver.
Sombra: rayo desnudo, fluida estatua,
visible envés del mundo,
ciega flama, luz
VIENE UN CUERPO
Viene un cuerpo y se interpone el aire:
aire entre el aire, máscara del vacío,
vacío tenso, aire que observa.
Viene un cuerpo: plumas, dardos, uñas, minutos,
centímetros, ahí, brotando de la muerte,
como un intruso o una pregunta,
hacia la tierra sin límites de la carne,
a su piel prometida: fruto, brasa, ola, espejo;
ya lo esperan su sombra,
un puñado de arena, una estrella,
un mapa escondido entre las manos…
Viene un cuerpo y se interpone el viento.
Al otro lado de los signos la vida permanece aún vacía,
espera arrodillada
en los bordes del encuentro, con su pan y su geometría,
con su sueño extendido y su regazo enblanco, la vida
oye, divisa, ve, presiente:
sin embargo, nada, viento.
Viene un cuerpo y se pregunta el espacio:
Qué amor le legará su forma, qué cántaro, de qué agua,
qué puerta, dónde el relámpago del mundo;
qué llave, o roce invocará su sombra e
izará el fuego donde despierte la rosa;
qué pregunta suscitará el alba
Viene un cuerpo y se interpone la luz,
luz de sueño, donde no alcanzan los párpados
a tentar un boceto, un minúsculo instante de infinito:
no siglos, el agua de los siglos, ese mar,
solo luz estéril, allá, lejos del cuerpo,
faro desierto entre las islas.
Viene un cuerpo y lo interrumpe el miedo.
Qué perfume de qué mármol permanece
al reverso de la muerte cuando los lugares familiares
se remitían al júbilo de una lámpara,
qué dolor antiguo,
dónde el viejo cuerpo se hizo niño…
Viene un cuerpo y lo detiene el cielo:
Habrá que abrir las ventanas del mundo
para que el deseo cante otra vez a sus muertos,
habrá que volver a empezar, antes de los labios,
hasta alcanzar la señal primera, el motor
del verbo, esas novísimas aguas, y profanar
el lecho donde tiembla un cuerpo: centro de la tormenta.
Viene un cuerpo a ciegas,
como un rumor tras los umbrales, como el azar,
como el instante en que se rompe la piedra
en el sueño del agua:
se acerca
gravemente enfermo de un dolor cristalino,
se adivina su humilde huella,
tan contigua,
ya habrá cómo besarlo:
llegarán multitudes de hombres,
llegará el amigo, el hijo, el compañero del hombre
a observar su silencio, a mirar sus días;
se ha hecho una grieta en el aire,
viene un cuerpo,
se presiente un latido, y no es en vano,
ha dado su primer paso,
escuchen:
List of poetry books
Oficio de Navegantes (2010)
La Orilla Transparente (2007)
Fragmento de mar (2005)
En mi cuerpo no soy libre (2003)