Othón Muñoz Alvear (Guayaquil, Jan 14, 1945 – August 9,2014) was an Ecuadorian poet, columnist, writer, anthologist, theater actor, teacher, and politician. He’s considered the greatest of the “Hurricane Generation,” a group of poets in the 1970s who all contributed to a book of the same name. He authored poetry books and won several prizes and national literary contests. His poem, “Breves noticias de sus vidas breves,” won first prize at the Ismael Pérez Pazmiño National Poetry Contest held by the newspaper El Universo in 1978. He presided over the Guayaquil Municipal Cultural Center and the Association of Educational Journalists. He is perhaps best known for his poems “Mamacity” and “Y te vuelvo a fundar en la esquina de mi barrio,” which pay homage to his native city of Guayaquil.
Education
In 1963, Othón Muñoz obtained a law degree with a doctoral thesis, “Social Law and Unionism,” which was approved with honors at the Faculty of Jurisprudence at the University of Cuenca.
Literary awards and recognitions
- 1968: Mural Poetry Award at the Guayaquil Arts Festival for his poem “Acontecimientos pálidos.”
- 1970: First Prize in the “Salón Nacional de Mayo” organized by the Guayas chapter of the House of Ecuadorian Culture.
- 1972: First Prize in the National Poetry Contest sponsored by the Municipal Board of Fine Arts of Guayaquil.
- 1975: First Prize at the 8th edition of the “Salón Primero de Mayo” National Poetry Festival organized by the Association of Young Intellectuals of Guayaquil.
- 1978: First Prize at the “Ismael Pérez Pazmiño” National Poetry Contest held by the newspaper El Universo.
- 1976: First Prize at the “Rosa de Agosto” National Popular Poetry Festival, organized by the University of Guayaquil, FEUE and AFU.
Family
Othón Muñoz was an only child, born on January 14, 1945, in Guayaquil, Ecuador to Mercedes Alvear Montiel (d. 1986), a primary school teacher from Guayaquil, and José Ignacio Othón Muñoz Vallejo (d. 1972, from diabetes), a typographer who graduated high school at the Guayas Philanthropic Society and worked his entire life at the “La Reforma” printing press owned by Jacinto Jouvín Arce, where he enjoyed the trust of its owner, to the point that he had the keys, opened and closed the workshops.
Poems by Ecuadorian poet Othón Muñoz
Mamacity creías que a lo mejor yo no iba a poder fundarte nuevamente al pie del cerro de mis deseos porque talvez ibas a seguir siendo de otros que sí pueden colmar tus caprichos impuestos o amoblarte en el gran ojo de los altos polifemos de sus edificios sin dejarte escapar hacia mí como quisiera verte piel de cerveza embriagada en el río que añeja nuestra música con lanchitas que bajan y suben y saltan bailando tus cerros de ciruelas maduras o vienen de tus guasmos de grosellas sedientas donde pregonas tu ordenado desorden conque sueñas gritas vibras vibrando en todas las gargantas con todito ese dolor que se te escurre bacaneando guayaquilocamente cheverosa por la guapísima avenido de la nueve donde vas vienes vas adoquinadamente vacilando al creici malecón que le sobra al guayas vas vienes vas chicleteando al vacilón de ciudad hecha mujer en cada encuentro de mujer echa ciudad en cada olvido vas vienes vas desnivelando pasos con tu andar malconeando tu pinta en el estero salado sabrosísimo vas vienes vas muy hembra guayaca sacudiendo con ricura tus redondas redondeces con vaivén de caderas y deudas y cóleras creyéndote la muy sabrosa plena séper cheverosa meneándote al son de tu feliz cumpleaños hapi beibi tú y yo nena te festejamos mamacity chancleteando salsa sabor y sandunga nos vamos de cangrejaa arroz con menestra y patacón en toditas las esnaquis de tu celebración hapi beibi tú y yo nena te agasajamos rumbeando el esqueleto hasta el mismísimo chuchaqui picandoy cafeteando encebollado con ají guatita en la placita chiflecitos bolón e verde y chicharrón que al son tu hapi beibi tú y yo nena te das brisa con tu piel de trigueñal trigueña guapachosa y no para bola mamcity a cualquier hijo de esos engrupidos guácharos guacharnacos como yo que te persiguen con silbos y jumas y broncas de roncas voces rotas picarás aguardentosas que te arranchan al paso un besito volado hmm y que viva guayaquil concha e tu alma cuando vas con tu mini a full de chica plática increíble soplada golosa in con tus labios del loca coca mezclada con guachucho mandanga y a tú ve mientras los malandros de la zona roja persiguen acosando a las niñas desnudas de tus ojos chícharos desde el río hasta el estero desde el estero hasta el río igual que esos piratas esos piratas hijos de una grandísima patria que la violaban y quemaban y jodían tus sueños libertarios que incendiaron tus barrios y tus casas de coco y caña y fiebres amarillas y todo porque dicen que eras perla que surgiste del más grande y e ignoto mar y que al son de tu arrullar te entonamos cada noche en el barrio lagartera que a la diestra del guayas aún te canta te sueña te fuma y te bebe mamacity y cómo te bebe para que se te llenen los ojos de cerveza bien mojada tal como si estuvieras llorando con el alma descocada chira volantuza con ganas de reír y reír y reír para no llorar coquetamente triste y risueña a la vez dribleando por las calles con esas ganas guayacas de golear y golear y golear tu zona de candela mientras vamos contigo enloqueciendo sin perder la razón pero perdiéndonos mamacity perdiéndonos en un pasillo ebrio que te sale de adentro como de una cantina ya que sólo por ti la vida me es amada el día que me faltes me arráncame la vida tal como una lágrima que canta siempre a silva a lo sangurima a lo montecel a lo jota jota y canta por las calles y plazas y cuartitos para hacernos el amor con la vida y con la muerte y con tu mala suerte mamacity al celebrar tus cuatrocientos sesenta y y tantísimos recovecos que te acosan como yo en la esquina de mi barrio que es también lagartera de guitarras violadas por voces y voces y voces que desnudan la perversa inocencia de tu coquetería de ciudad emputecida por tanto desamor de los corruptos que tienen sostienen y mantienen todo el poder lamparoso de engatusarte para que sigas y sigas bailando en la salsa de tu soledad con infiel felicidad maldita sea donde te aguaito te oigo te olfateo tan niñamente envejecida sicoseada entutanada engrupida hambrienta de algún abroza sedienta de algún cariño y es cuando me enrabio rabiosamente contigo mamacity y te arrancho la carterita cuchillo en mano -diosito lindo- te arracho la carterita para que corras y corras y corras tras de mí (cójanlo cójanlo por ladrón) y allí te sorprendo te chineo y te destapo mamacity en la esquina de mi barrio del astillero como chuchaca en barcelona con la loca gallada de mis sueños y te vuelvo a fundar mamacity te vuelvo a fundar por un ratito eterno verso a verso beso a beso verso a besos la canción que te empreñe guayaquilocamente mía mía mía y ajena a la vez! Othón Muñoz Alvear guayaquileño; 1945 - 2014 Breves noticias de sus vidas breves Primer premio del Ismael Pérez Pazmiño de 1978 Por pequeñas, por testarudas, por frágiles estas noticias no son noticias buenas. Tienen manchada la piel de su inocencia. Incompletas las sílabas de sus nombres. Andan por ahí entre los Diarios como noticias viejas. Por estas calles íntimas que nadie casi lee, por el suburbio de estos versos donde nadie se queda, las encontré arañado una palabra limpia, peleándose un pedacito de papel donde guardar los secretos de sus vidas. Por eso, entre el anónimo andar de estas palabras y el reportaje intenso de sus rostros, dejé que jueguen como si fueran niños, estas breves noticias de sus vidas breves. El desalojo contado por un niño Pequeña es tu voz porque es la voz de un niño. Pero esta voz seguirá siendo ante el tiempo el más bello rival que combate a la muerte. Por eso, cuando la fuerza pública derribó tu mirada, cuando echaron abajo la esperanza de golpe te volviste piedra entre piedras: pasos, gritos, fuego. Cuando invadió la tos del desalojo y tu vivienda se volvió delito de familia, te dieron de bruces con la ira, te quemaron la ternura entre la pena, te enredan el aire para siempre. Nadie vio cayendo tu cometa con la ilusión cor tada como un rabo, ni el trompo de tu edad girando en torno de la fuerza, mientras las heridas cicatrizan golpes con el golpe. Si alguien por descuido tropieza tu silencio, no disculpes el rostro que te hicieron, ni el dolor de tan temprano en que te hundieron. Y aunque tu voz es una voz pequeña entre las calles, ahora es una calle más donde otras voces enhebran su estallido en tu frontera. Cloaca para niños La cloaca otra vez por todas partes. La muy coqueta anda riéndose en las calles, engatusando niños, convenciendo a todos con su risa de inocente. De puntillas, cualquier día se nos mete de sorpresa en las noticias. Pero hoy la descubrimos, tal como se maquilla su mentira, tal como se nos esconde en las esquinas, tal como anda jugando con los niños, mientras la gente cae y se resbala hacia su boca abierta y desdentada. La cloaca no es sólo alcantarilla. Es el bostezo de nuestros gobernantes. Es la boca abierta de la indiferencia. Es el depósito donde fluyen o influyen las despreocupaciones estatales, los olvidos provinciales, los descuidos municipales. Es la hedionda boca de la muerte muerde que muerde niños, muerde que muerde risas. Muerde que muerde vidas. Por eso, cuando el niño volvió con su noticia a rescatar su cadáver del asombro, la cloaca destapó su risa. Y diariamente desde los periódicos, oficialmente desde los gobiernos, estrepitosamente desde las esquinas se volvió a reír de todos, a reír con todos y de todos. Hasta ahora nadie le asestó una tapa de silencio. Y hasta parece que la cloaca es una costumbre que vive entre nosotros pudriéndose de risa! Esa extraña noticia Pusieron al barrio dentro del bolsillo. Sortearon sus gritos, el juego, las miradas. Entre overoles tristes y camisetas pálidas apostaron mil veces la cometa para ver quién alcanzaba de una vez el firmamento. Y repartieron las calles y el apodo conque persiguen siempre a la alegría. Entonces fue cuando cayó su vuelo. Se detuvo la prisa en un sollozo. Entonces fue cuando las duras llantas atravesaron su voz y sus recuerdos. Y entonces fue cuando el amigo intenso se fue como tiñendo piel adentro como si por descuido hubiese resbalado para siempre hacia el silencio. Se fue como si se despidiera aún sin despedirse del barrio: de viento a viento, en media tarde, cerró sus ventanas la memoria. Jugando fue como se fue jugando, entre un carro que cruza y el reloj que se adelanta. Y así fue como quedó toda su infancia a la intemperie. Y así se fue como quedando en una extraña noticia como broma. Flash informativo Se perdió un mal día de esos. Es pequeño aunque le han crecido las penas sin saberlo. Debe andar por ahí o por allá. Se me escapó de adentro un día en que yo amaba. Estuvo nueve meses y se hizo nada. Ofrezco recompensa de inmediato. Cualquier información llena mi alma. No importa su apellido ni su rostro. Anda por esas calles y no tiene otra señal particular que un sueño en el perfil que yo amo. Humo con voz de niño Por entre la noche devorando viento y un temor que suelen llevarlo, siempre abierto, van los muchachos de hoy necesitando un poco más de cielo. Me detiene el filo de sus risas. Me cortan el paso sus latidos. Campanadas de humo tañen que tañen en el templo de sus voces: («Es el viento mi broder date brisa gira tranquilo pana carga y vuela nomás»). Nomás el viento sabe de sus nombres, de sus evaporados llantos por la brisa y el humo, por el miedo y la vida, nomás el viento y la mariguana. Y van recogiéndose inmensamente hacia adentro. Se van atravesando luces de nostalgias, interrumpiendo sílabas y cantos. Quizá como jugando se desquitan de su mala suerte elevándose, alabándose, desvelándose y recién naciendo otra vez, ahora como rompiendo los cris tales del pasado. («Ahora estiro la noche para que no se acaben las estrellas y me alumbre hasta siempre mi camino»). Por el camino absorben lentamente la sonrisa. Expelen dulcemente sus rarezas. Y fuman. Cierran sus ojos. Fuman y abren los caminos sin retorno donde echan a rodar la inconforme bocanada de sus vidas. Inmóviles siguen moviéndose hasta hallar una salida. Intercambian la pobreza de la noche con la ilusoria riqueza de otro día. Y se sienten plenos como arcoiris de júbilo, como ave volando sin alas y sin garras. Juegan. Bailan. Cantan dando vueltas al aro de su infancia, haciendo girar al universo en torno a un estribillo. Y este humo envuelve a todos con su grito. Y este grito es toda su infancia despreciada. Es un niño quemado en tantas partes. Una parte que habíamos perdido. Por entre la noche devorando sueños y un latido que suelen llevarlo siempre abierto van con un mundo al revés de sus palabras, caminan sin pies, sin voz, sin más lamento que su propia mirada alucinada, herida, tierna. Y sobre un invierno íntimo cabalgan, galopan sobre un caballo de blancas alas negras. Amo la paz del niño Porque alguien decretó la guerra en un descuido de la primavera. Porque se adueñaron de la vida furiosos propietarios de la muerte. Porque justificaron sus derrotas a cambia de un reparto silencioso. Porque echaron a rodar este planeta sobre los polos de la sangre humilde. Porque después de todo lo que ocurre un niño nos llora desde siglos. Y entonces la voz se nos levanta a defender la luz que se nos niega. Y se inicia el fulgor de los amantes que sostienen la paz del universo. La paz que dialoga con los niños en el ancho parque de los sentimientos. Amo esa paz que viene silabando entre los remolinos de la infancia. Amo esa paz que no se esconde para decir su voz en la batalla. La paz que viene de los pueblos y vuelve generosa sus fronteras. Amo la paz del tiempo humanizado que siembra sus vocales solidarias. El nuevo amanecer, los nuevos árboles en equilibrio con las voces nuevas. Amo esa paz que es plenitud y estalla en el corazón de todos los humanos. Amo la paz que sube desde el vientre y se abre como flor de nueve meses. La paz que nace y enseña a bien nacer: la del niño creciendo en su ternura. Un niño toca a colores Musiquillo de pan, ojos a secas, cómo trepas la voz desde tu infancia, cómo hiedran las cuerdas de tu canto, cómo te vas humedeciendo de guitarras. Musiquín sin luz, inquilino de nieblas, ya te estás solfeándote de hambre, ya te estás sediento de tus dedos, ya te estás haciéndote ciudad, bullicio, indiferencia. Cantas en multitud de sueños transeúntes, abres tu voz para abrazar al mundo. Y tus dedos no alcanzan a estirar una limosna de sol que nunca llega. Musiquiénsabe de dónde mismo vienes, por cuál música escapaste. Qué cuerdas fueron afinándote las lágrimas. Musiquillo de tal aún vives aquí como un invento de colores por nacer! La niña de los caramelos Sobre la madrugada como si de un solo lado pesara más el sueño, te inclinas al silencio con la resignación de un caramelo que jamás se vende. Pequeña sonámbula de la vía pública, vendedora de calles, triste ternura fría, almendra anónima caída en una esquina, siempre esperando cobrar un montón de lunas y gastar los colores que no tuviste. El viento que transita te despierta, recobra para sí un cigarrillo, una menta, unas monedas dulces que suenan como suenan. Y entre el abrir y cerrar los ojos de la noche, en la céntrica avenida de tus desalientos, hoy se descubre en tu charol gimiendo el frágil ruiseñor de tu inocencia. Los niños también venden el cielo Como si no los conociera, como si sólo fueran una vieja lección del catecismo, o una pedrada que alguien tira a las puertas del cielo: yo los veo reír, volar, correr. Nadie ha visto sus alas pero viven volando. Por las calles saltan entre sus voces cortas y sus vocales largas. Nos aletea un sonido hecho de cifras, un número entero lleno de sueños, o un guachito de luz que nos sorprende. Es cierto que aún llevan su voz casi invisible pero sus alas siguen siendo invencibles. Tal parece que no vendieran nada sino que estuvieran jugando con nosotros. Y al ofrecerme esta suerte ciega hoy me vendieron los ángeles el cielo! Balada de la niña ciega Sentada sobre el silencio vives dibujando sueños. Las flores de la ilusión te están perfumando el alma. Ya se oye al cielo venir como un torbellino al frente. ¿Cómo será aquel muchacho que tú miras hacia adentro? Dos alas de sombra cubren la luz de tus sentimientos. Sentada sobre el silencio estás tejiendo tus sueños! Los niños del suburbio Se les mete el desgano con sus reumas de viejo, y en sus cuerpecitos habita un suburbio de lágrimas. Los veo correr, trepar tras la pelota, echar el sol en medio de sus gritos, bañarse en el estero, comer de vez en cuando, mientras se van llenando de parásitos el vientre. Son los marginados, los huérfanos sin brillo, a los que los políticos sólo suelen nombrarlos cuando requieren el voto de los desocupados. Descalzos pueden no ir jugando hacia la escuela, pueden no ser sino una pedrada caída desde el cerro de amargos accidentes. Viéndolos por la hendija de este siglo, por el civilizado agujero de nuestra sociedad, desde los más altos rascacielos de nuestra urbe, estos niños bien pueden ser los panes que a la puerta de su infancia se nos queman! La negrita, el payaso y [] Negrita. te voy a comprar ese payasito de balsa que baila y baila en tus manitas. Nadie más sabe del milagro que ofreces al público mientras la lluvia cae, mientras el invierno impide que sigas demostrando cómo el payasito de balsa da vueltas y vueltas en la magia de tu cara embetunada de asombro. Ahora pago por la magia de tu diario trabajo. Y me asombra de verte cómo estás dando vueltas y vueltas al parque, ofreciendo la lluvia negra de tu cara que se mueve con pena en este payasito de balsa. O es que tal vez, de milagro, eres tú quien realmente da vueltas y vueltas en torno de mis manos? Intento hacia la infancia Al otro lado del amor nace la hierba. Crece en el polen la luz y late el sol. Un niño al otro lado de la hierba empieza desde una ola a juguetear. Al otro lado… Si bien, yo la cruzara. Si tú cruzaras junto conmigo, hermano. Al otro lado, luz nace en las hojas, deja en las frutas su sabor la miel. Al otro lado de la hierba existe un día alto de peces y gaviotas, de aire y verde arena. Sí tú tan sólo, hermano, dejaras de golpearme con esa voz de plomo, con ese ojo de gris, podríamos cogernos fuertemente las manos hasta cruzar el tiempo, hasta cruzar la vida. Al otro lado de la hierba la aurora es naranja. Al otro lado del amor crece la hierba. Al otro lado, la hierba es el amor! Flor que crece en los [] Flor que piensa en la noche. Hilo de sueño. Flor, gotita de sol. Bronce de lágrimas. Flor y no flor descalza con sandalia de estrella. Flor con sollozos puestos como pétalos. No hay espuma sin flor y olas que no sean de pétalos. Espuma y pétalo es pez del aire. Flor con brazo de hojas sostenidas por el verde. Cada pétalo sangra por riachuelos de naranja. Si el azul la empapara con su mantilla de uvas, todo su frágil perfume se dormiría ebrio. Nacida flor en el tallo del silencio. Pedazo de carne y oro como un pájaro que picoteara el crepúsculo desde el cielo. Flor con nombre olvidado en el labio del tiempo. Como un reloj dando vuelta el rocío te llena. Flor con dos sentimientos tiernos como las nueces. Dos antenas que aguardan la primavera. El sol –como ala de añil– raerá su polen de luz. ¡La flor mañana abrirá su niñez de anhelos! Lirio nocturno Un lirio de luna sube en la noche musical del agua. Los peces como niños de colores empiezan por buscar el agua. ¡Ay, qué pena! Los niños bajo el agua como peces buscando algún color! Mientras un lirio de luna escarba en la noche musical del agua. Fiesta de niños Fiesta de las luciérnagas. El aire, ebrio de gozo, corre bailando y besa los labios de las olas. Cuánto amor en la luz desperdigada! Cuánta maravilla en los faroles tiernos! Cierra y abre la estrella sus ventanas. La luna llega abrazándose a los árboles mientras se alzan los ojos de la noche que son los ojos de todas las luciérnagas. Ya vienen, cogidas de la mano, vienen del cielo, por todas partes llegan. Vienen de allá para alegrar la tierra. Fiesta del corazón con todas sus luciérnagas! Así como las nubes Nubes de la noche alegre entre sollozos al aire. Aquí no alcanza este cielo para tantos sueños tristes. Nubes que vienen vistiendo el silencio de los ángeles. Aquí no hay noche de fiesta que no se encienda una lágrima. * * * El viento entrega a la tierra sus cabelleras de frío. Por los barrios donde hay luna hay niños sin blusa blanca. Pequeños ojos de lirios con dos pedradas de invierno. Manitas que se levantan arañando un débil grito. * * * Nubes de la noche alegre y de la luna que avanza. Pronto! Romped vuestras telas! Rasgad las distancias! Pronto! Desmigajad por los barrios vuestra ternura de seda! Y que estos niños se alegren con sus camisetas blancas! Cuentos de niños, para padres (Los niños cuentan estas cosas sin saberlo; y los padres que hacen estas cosas no se han dado cuenta) Puede bajar el volumen a su telenovela, señora? Puede apagar el fútbol de su radio, señor? Puede decirme ahora si hay alguien más en casa? La TV anuncia que hoy es el día de los niños! Que vamos a celebrar la «semana», el «año internacional del niño». Luego, un comercial. Érase una vez los niños… Érase una vez los padres… Dónde vas mamá vestidos altos, mamá taquitos altos, mamá peinados altos? Dónde andas papá tiempo de amigos, papá tiempo de fiestas, papá tiempo sin tiempo? Erase una vez los niños… Erase una vez los padres… Les voy a contar la historia de la brujita y el cuco, del cuco y la brujita, pero no se asusten… Mamá salió de casa! Papá nunca regresa! Les quiero contar… Les quiero… Erase una vez una brujita y un cuquito… Cuando regresen, si alguna vez regresan a la hora, me haré televisor, me haré telenovela diaria, me haré fútbol de radio, lo que sea, con tal de que cambien de canal, o sintonicen alguna vez otra estación… Sé que dirán que soy su mijolindo, su retrato, que soy todo su encanto y su alegría… Pero alguien puede decirme ¿qué programa es este? Tal vez cuando regresen, si alguna vez se acuerdan y se quedan construyendo este hogar escuchando esta voz, por favor, no olviden el cuento que les digo: Érase una vez los niños… Érase una vez los padres… Habitación de la esperanza Sol, no niegues tu serenidad. Haz que el pan llegue a iluminar los labios. Baja, tú. desciende hasta el barrio entretenido con el polvo. Y siéntate un buen rato, Sol, a conversar cosillas con los niños. A llamar a los hombres con tu brillo o a secar las mejillas de las madres. Tú que amaneces pan y pones pájaros en el retorno fugaz de cada día. Acerca ahora tu boca hasta las bocas de cada habitación descolorida. Aclara aquí el enigma de los rostros, de los ancianos y obreros y familias de dura voz tragada, de manos temblorosas y partidas. Othón Muñoz Alvear guayaquileño; 1945 - 2014
Works
- Lamentos subversivos (Departmento de Publicaciones de la Universidad de Guayaquil, 1969)
- Breves noticias de sus vidas breves (Centro Municipal de Cultura, Sección Literatura, Guayaquil, Ecuador, 1980)
- Elegías beligerantes (Universidad de Guayaquil, 1978)
- Mamacity: [texto poético en homenaje a la ciudad de Santiago de Guayaquil] (Ediciones de Otoño, Guayaquil, Ecuador, 2004)
- Y te vuelvo a fundar en la esquina de mi barrio: poema en homenaje a la ciudad de Guayaquil en su aniversario de fundación (Universidad de Guayaquil. Departamento de Publicaciones, 1999)
Anthologies
- Generación huracanada (Editorial de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, Núcleo del Guayas, Guayaquil, 1970)
- La Poesía en el IV Mundial de Natación: antología ecuatoriana (Asociación de Empleados Banco Central, Guayaquil, 1982)
- La poesía en el deporte: antología ecuatoriana (FEDACO, Guayaquil, 1980)