Rafael Larrea Insuasti (Quito, 1942 – Ibidem, April 22, 1995) was an Ecuadorian poet, journalist, political essayist, editor, songwriter, music composer, and social activist. He is known as a social and revolutionary poet who was a member of the Central Committee of the Marxist-Leninist Communist Party of Ecuador (PCMLE). For over 20 years, he was the editor-in-chief of the Party’s newspaper, En Marcha, and created the PCMLE’s first propaganda manual. In the 1960s, along with other young leftist poets, he founded the Tzántico group. His poetry books include “Levantapolvos” (1969), “Nuestra es la vida” (1978), “Campanas de bronce” (1983), “Bajo el sombrero del poeta” (1988), “Nosotros, la luna, los caballos” (1995), and “La casa de los siete patios” (1996, published posthumously). In addition to political activity, Larrea graduated as a journalist from the School of Information Sciences of the Central University of Ecuador and was a language teacher. His political, cultural, and literary writings were collected in a book entitled, “Escritos polticos” (2007), published by the PCMLE Commission for Art and Culture. He also penned a number of popular songs, such as “Capishca de la Libertad,” “La Negra Clara Inés,” and others. A public basic education school in Duran, Ecuador, bears his name.
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CAMPANAS DE BRONCE Yo fui el primero. Amanecí ataviado de arcoíris. En una piedra muda grafiqué mi procedencia y quizás algún día hable y nos lo diga. Yo fui el primero que bebió del agua, quien tocó el árbol por primera vez, medité y soñé e interpreté mi sueño y gocé del canto de innumerables aves. Me llaman Jumandi. Pero mis otros nombres verdaderos tan sólo yo los sé. Archidona y yumbo, alama y zumaco cuanto más atrás, otros nombres tomé. Como una hormiga trashumante bajó mi espíritu las turbulentas aguas de mi río-mar y jamás me dejé vencer, ni por la naturaleza. Pregunté a mis sueños y vencí, vencí a la boa y su lengua peligrosa y maligna como la de todos aquellos extraños que tantas veces derroté. Soñé con un vuelo de eterna libertad y larga vida y soplé vientos sobre mí, sembré dudas y selva y oculté mis conocimientos y aventuras. Y maté al agresor y levanté mis humanos trofeos, y los cantos de guerra con que me defendí en mi suenan y suenan llamándome. Nadie hubo aquí antes de mí. Yo fui y soy el amo y el señor de esta orquídea. Desde el Pichincha, desde las verdes pajas del páramo se extienden mis venas, frailejones, chuquiraguas, chaquiñanes, delicados arroyos, poggios, pacchas, vertientes de entusiasmado canto, mis venas, con la niebla de los bosques cubiertas, arropadas con humo, bañadas con carbón, dulces líquenes y musgos arbolillos, flores escritas en granito milenario y sombríos soles cual sonrisas. Mis venas, mi pelo, mi trenza, mis chischís. Venas de tierra, cornisa, alero, zumbido de quindes y de abejas reinas, retos de diostedés y alas de guacamayos. Mi rostro, sus rincones, historias y leyendas de cal y arena, sangre de argamasa, rostro sin fin, sin eternidad, y en las sienes, aplomas blancas, nieves serenas, abuelas. Mis ojos de buey, mi nariz de águila, de cóndor mi aliento, mi piel de naranjilla delicada, mi piel de barro con paja, de noche cerrada mi piel. Mi corazón de cascada, alta y brillante, sonora. Mis pies partiendo, yendo, andando, nunca quietos. Mis manos, arrugas de montes, redondas colinas, abismos, saltos, trotes de mínimos ríos que se unen abriéndose camino hacia el mar para besarlo con mis labios de piedra, con mi lengua serrana, selvática, violenta, con mi lengua golondrina, gorrión, gaviota, cantándole canciones de miel, de mora y de viento. Yo, que me descubrí temblando, desnudo, tocando rondador, tambor, pingullo, bailando hasta que la luna se ponía, hasta que el sol en puntas venía, cuidado por mis huarmis cariñosas, siempre bellas, de una belleza mía, contagiosa, huarmis de un tiempo antiguo, mi propio ritmo, mi mundo, mi monótono tono que me llamaba a bailar en callado vuelo sobre mi propia tierra, con nubes en los hombros para que pesaran mis muslos para que pisaran y pisaran duro mis pies, acariciándola, repitiéndole que era mía, mía, mía, por mí, por todos nosotros runas dancé y dancé hasta ponerme triste. Ahora me veis levantado, cholo alzado, más alto que diez nubes, más duro que cien foetes lanzados contra el odio que me tienen los que me explotan y oprimen. Por eso, aquí me tienen, mírenme, deléitense, asústense, recuéstense en mí, no me corro, corazón soy y en el pecho me quedo. Por eso, si me ven armado de mi cuero mestizo, blanco a medias, indio-castizo cuero, zambo-mulato cuero, negro-colorado cuero, cholo, chazo, shuar, cofán, quaiquér, auca u Otavalo, armado y desarmado, enamorado y pobre, chispo o entonado, entredormido y entresueño de zapato, de pata, de alpargata, de chusma, de sombrero, de faja, de rosado, de verde, con careta, no se asusten, no, ámenme lo mismo, porque soy tú, y tú eres nosotros, y más que todo eso, todos somos de abajo, del piso mismo, de la tabla que habla, de la hierba que mastica viento, carihuairazo, palenque, pelo de choclo, sicce, de origen humano, animal, vegetal, mineral, de origen real, telúrico, grandioso yo soy este otro, estítico, eso mismo ¡Y aquí me quedo! Me quedo en ti tierra, pájara, mujer. Y para decir: ¡te amo! me subo al cerro, a la luna me empino para amarte, para besar tus pies soy lengua de vaca, cuchillo soy para acabar con tus penas, me acuesto en tu pecho de rosas y angustias, en ti me esparzo, en ti me siembro, de ti florezco, en tu boca me vuelvo sol, me siento en tus portales, con mis cabellos detengo el viento, como un cometa pendo de tus techos junto al toro, a la libre, al perro, a los recuerdos, me estiro y amplío mi amoroso amasado lodo, por ti recupero la razón, en ti me reconozco, en todo tu esqueleto, tus venas, tu rostro en brazo erguido, en tu pecho de ariete, en tu grito de foete, en tu ternura de gota, y en mis brazos te levanto, orgulloso y propio. En este enredo de nombres, de hombres, de matices, me quedo, nos quedamos. Me radico, me raíz, me empujo el magma de este vientre andino, de esta entraña cascájica, quebrada, de esta peña, esta rosa, esta tonada, me quedo, nos quedamos Abrazados a las lluvias, a estas desnudas nubes pasajeras, viajeras, pájaras mojadas, despeinadas. En estas medicinales aguas de toronja, yerbaluisas, marialuisas, quijijes, López, Congós, Sánchez, Valdivieso, chiluisas, caizapantas, higuerillas, buganvillas, tálamos, espinas, uvillas, en estas huecas citadinas, vespertinas, calladas y oscuras golondrinas, y heroicas huestes obreras, campesinas, me quedo, nos quedamos! ¡Acento mío, voz grave mía, violín de mi costilla, silbido e mis sienes, en ti me quedo, lleno de ser por fin mi propio yo, mi propia tierra, mi propio pueblo, yo!
Works
- Levantapolvos (1969)
- Nuestra es la vida (1978)
- Campanas de bronce (1983)
- Bajo el sombrero del poeta (1988)
- Nosotros, la luna, los caballos (1995)
- La casa de los siete patios (1996)
- Escritos polticos (2007)
Full name
Rafael Alejandro Larrea Insuasti